Llega un momento en la vida de toda persona preocupada por la lengua española —unos tres o cuatro individuos en todo el mundo, calculo— en el que comienza a ver el mismo error una y otra vez. Pero no ya en la tele y en la prensa, no, esos medios han degenerado lingüísticamente sin dejar de tocar un fondo cada vez a mayor distancia. Se ve en los libros, tanto escritos originalmente en español como en traducciones. Ahí ya suena la alarma.
El punto es un signo de puntuación que tiene distintos nombres, según qué esté marcando. Si indica el final de un enunciado y se continúa con el siguiente en el mismo renglón, se llama punto y seguido. Si indica el final de un párrafo, se llama punto y aparte. Y, por último, ¡ojo!, si indica el fin del texto, se llama punto final.
¿Qué suele ocurrir? La gente, por analogía, llama al tercer caso *punto y final. Esto es incorrecto y constituye una falta de ortografía. No se debe incluir la conjunción «y» en el nombre de este punto. Por otra parte, los nombres punto seguido y punto aparte, ambos sin la conjunción «y», sí que existen y son igualmente correctos aunque menos frecuentes.
Un truco para recordar cuáles se pueden escribir con la conjunción «y» y cuáles no es el de incluir mentalmente el verbo «continúo» después de y:
a) Punto y continúo seguido.
b) Punto y continúo aparte.
c) *Punto y continúo final.
Se aprecia que la última de las tres opciones no suena de manera lógica, la de punto final, por lo que, con esto, se facilita recordar que sería incorrecto escribirla con la conjunción.